sábado, 10 de diciembre de 2016

NOSTALGIA DE VIVIR

Hace dos años que dejé mi amada comunidad de Quebrada Honda. Sus inolvidables paisajes, las sonrisas desinteresadas de sus niños, el amor incondicional de sus habitantes, el olor a tierra mojada y el paso tintineante del híbrido mular que domó mis pasos y mis pensamientos. 

Quebrada Honda, refugio de paz y de silencio, altar sobre las nubes donde navegaron mis sueños, cumbre dorada en la proximidad del cielo, horizonte infinito de luz y color. Así es como la recuerdo, así como sigue viviendo en mi interno.